Danza Movimiento

Para los danzantes el cielo comienza en la planta de los pies. La danza es movimiento y el movimiento es un puente entre el tiempo y el espacio.
La danza de los concheros, o danza chichimeca, ha sobrevivido a siglos, a conquistas, y ha permitido la permanencia del conocimiento original que transmitieron nuestros antecesores. Danza sagrada que, al dar gracias a la creación, realize el gesto dinámico de integrar cuerpo, mente y espíritu a través del ritmo acompasado de los ayoyotes, del canto de las conchas, del bajo profundo del caracol y del retumbar del huehuetl.
Se trata de cantos y danzas que datan de miles de años, que han continuado despues de la Conquista hasta nuestros días sin perder los rasgos esenciales de la cosmogonía que comparten con las viejas civilizaciones y se han adaptado al cristianismo, en cuyo sincretismo confluyen fuerzas históricas, sociales y políticas de nuestro tiempo.

La danza es movimiento y el movimiento es un puente entre el tiempo y el espacio. Danzar no es dar de brincos; danzar es liberar la estatua del vacío. Medítación colectiva en movimiento. Ritmo, melodía, armonía. Unión, conformidad y conquista (lema de las danzas concheras). La danza es meditación, concientización e identificación; es lo que nos ubica en la realidad, en la conciencia de nuestro entorno.
La danza es una representación de la guerra cósmica, pues en ella se representa el movimiento de las esferas, la eternal danza de los astros. El sol es un símbolo y un indicador de la vida humana. Su ciclico peregrinar, muriendo para renacer, renaciendo para morir, traza el camino que nosotros debemos recorrer para lograr nuestra integración – realización con la esencia de la vida. Por estas rezones, antes de iniciar la danza, los concheros entonan un canto que resalta el aspecto de lucha por la existencia:

A la batalla mi capitán,
Usted que lleva su bella luz,
Que se comparta en cuatro mitades, para que forme muy bien la cruz.

Las danzas contienen conocimientos científicos y fechas específicas. Como rito solar que es, su ciclo corresponde al de las conchas y las labores que desempeña el ser social; por eso son a la vez representaciones astronómicas y astrológicas, matemáticas y simbólicas.
Las danzas dedicadas a los Señores de la cosmogonía náhuatl son representaciones simbólicas de diferentes aspectos de la naturaleza y los ciclos en que están inscritos. Así, La Guadalupana es una danza cantada en honor a Nuestra Madre la Tierra, Tonantzin, Coatlicue, Chalchiutlicue. Ome Cihuatl, aspecto femenio de la dualidad, del principio creador. Es a la vez la Tierra y su relación con la Luna.
La danza del Sol es en honor de Toteuh, nuestro padre el creador. Es Ometecuhtli, o el aspecto masculino.
Quetzalcóatl es una danza dedicada a Venus, la estrella del oriente, el lucero de la mañana y el lucero del atardecer.
Quetzalcóatl es la sabiduría preciosa, la iluminación espiritual.

Estrella del Oriente,
Que nos dio su Santa Luz,

Ya es hora que sigamos El camino de la Cruz.

El Cojito es una danza en honor a Tezcatlipoca, de cuyo pie cercenado brotó la primera planta de maíz. Es el primer sol, o sol de la tierra: Tlatonahtiuh, cuyo fruto divino permite al hombre acceder al Creador y formar parte del alma universal del cosmos. El Venadito representa el aspecto creador femenino de la humanidad, el sol que de la fertilidad y la vida misma. La danza llamada Tonatiuh representa la historia de los cuatro soles o eras anteriores a la actual. Nos sitúa también ante los cuatro puntos cardinales, las estaciones cíclicas del año y las cuatro etapas que el hombre recorre cuando su ciclo completo le permite inscribirse en los movimientos inmutables de la renovación incesante del universo.

El sol abrió sus pétalos en danza
Para soltar sus besos de infinito,
y un ángel, cual poético aerolito,
bajó a sembrar al hombre de esperanza.
Puso en su voz ardiente semejanza y construyó los timbres de su grito para incendiar su corazón finito
y llenarlo de luz y de pujanza.
El hombre, con sus manos vigorosas, hechas de amor y polen de alborada, generó con palabras misteriosas
un fuego como el sol de su mirada,
y miró las estrellas temblorosas para encender los astros de su nada.

La percpeción de cualquier objeto, tangible o abstracto, se hace mil veces más dinámica cuando el objeto es visto como un todo dentro del círculo sagrado de la danza. En el maravilloso mundo de las correspondencias, en el que el universo plasma todas sus equivalencies en las del ser humano, los hombres tenemos nuestros equivalentes en la mente.
La mente tiene todas sus equivalencias en las ciencias de la anticipación y esas ciencias tienen sus correspondientes en determinados fundamentos:

a) los números, como medida
b) los sonidos, como coordenadas geométricas c) los sonidos, como rezones armónicas decomunicación
d) los colores, como energía en acción
e) el movimiento, como principio de relación

Por eso cada danzante assume su lugar en la danza; cada danzante cumple con su propio papel en el círculo y limpia su desnuda singularidad en la catarsis colectiva del movimiento cósmico. Uno se hace todo y todo es dios.
La danza es una tradición que hereda conocimientos antiguos. Y son precisamente los receptores de esa tradición quienes sustentan la danza y garantizan su continuidad. El pueblo organiza las fiestas y las mayordomías alimentan y acogen al danzante en su peregrinar de santuario a santuario.
Ese pueblo que la sociedad occidentalizada considera inculto y supersticioso es el que mantiene vivas las tradiciones y conocimientos esenciales de la humanidad. En el caso de la gente del campo, esta aparente contradicción su puede explicar por la cercanía y el contacto que tiene establecido con la naturaleza y los ciclos de la vida agrícola que rigen su vida laboral, pero se da el caso de que también en los centros urbanos son las clases desposeídas las que mantienen estas tradiciones y permiten la supervivencia de verdades esenciales del hombre. No se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche. La danza conchera utiliza términos como penitencia y sacrificio, que son difíciles de explicar debido a la carga ideológica que tales palabras tienen en términos tanto católicos como paganos. En realidad, son ideas relacionadas con aspectos vitales del universo, como son la creación y el movimiento, la unión y la armoniá. Penitencia y sacrificio en lenguaje conchero son parte de la guerra sagrada de la luz y las tinieblas. Es una forma de comprender que el rito solar tiene correspondencia con el rito íntimo de la noche, de la luna. Como danzas laborales ofrendadas a los elementos que proveen el sustento cotidiano, los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego, se traducen en las cuatro fuerzas del círculo de la vida: inteligencia; inocencia y confianza; introspección; e iluminación. El sacrificio es la entrega a ese camino y la penitencia es el esfuerzo extraordinario que nos permite alcanzar la iluminación.
No hay día sin noche. Cuando el sol se aleja nos deja en tinieblas, pero ilumina los sitios donde antes era de noche. Los danzantes que cumplen el
rito solar también tienen unas tareas nocturnas, si es que quieren completar los ciclos de los astros. Los concheros concretizan el aspecto lunar del rito solar en las velaciones que llevan a cabo para acompañar a las ánimas que nos han antecedido en el camino del sol. Esta relación con las ánimas que nos han legado las tradiciones y las obligaciones completa el ciclo de vida y muerte en el que todos estamos inscritos. Al completar el ciclo de día- noche, vida-muerte, sol-luna, comprobamos que la vida y la muerte son el reflejo de sí mismos; que para entender la muerte tenemos que comprender que es igual de importante para nuestra existencia que la vida misma; que para endender la muerte tenemos que estar conscientes de que estamos vivos.

Ánimas conquistadoras sabe Dios adónde andarán. Todos roguemos por ellas, en gloria y descanso estén.

Al finalizar las obligaciones, sean danzas o velaciones, los concheros dan sus “palabras”. Para tomar esa “palabra” y al finalizarla, los concheros dicen una frase que refleja la conciencia de formar parte de un cosmos que trasciende la mera existencia individual y señala el camino de la trascendencia en el espejo mutuo de la vida y la muerte eternas: “Él es Dios”. Toda palabra crea un tipo singular de medio ambiente: la comunidad humana o sociedad. Por medio de la palabra el individuo modifica su actitud ante sí mismo y ante las cosas, a la vez que modifica esas mismas reacciones y actitudes de los que comparten con él el símbolo de la palabra.

Sólo allá en el interior del cielo Tú inventas la palabra.
Dador de vida,
¿Qué determinarás?
¿Tendrás fastidio aquí?
¿Ocultarás tu fama y tu gloria en la tierra?
¿Qué determinarás?
Nadie puede ser amigo del dador de la vida ¿Adónde, pues, iremos?
Enderezaos, que todos tendremos que ir al lugar del Misterio.


 —

Comments

Popular Posts